martes, 27 de julio de 2010

Cuento de la habichuelas magicas

Periquin vivia con su madre, que era viuda, en

una cabaña de bosque. Con el tiempo

fue empeorando la situacion familiar, la

madre determino mandar a Periquin a la

ciudad, para que alli intentase vender la unica

vaca que poseian. El niño se puso en camino,

llevando atado con una cuerda al animal, y se

encontro con un hombre que llevaba un

saquito de habichuelas. -Son maravillosas

-explico aquel hombre-. Si te gustan, te las

dare a cambio de la vaca. Asi lo hizo Periquin,

y volvio muy contento a su casa. Pero la

viuda, disgustada al ver la necedad del

muchacho, cogio las habichuelas y las arrojo

a la calle. Despues se puso a llorar.


Cuando se levanto Periquin al dia siguiente,

fue grande su sorpresa al ver que las

habichuelas habian crecido tanto durante la

noche, que las ramas se perdian de vista. Se

puso Periquin a trepar por la planta, y sube

que sube, llego a un pais desconocido. Entro

en un castillo y vio a un malvado gigante que

tenia una gallina que ponia huevos de oro

cada vez que el se lo mandaba. Espero el niño

a que el gigante se durmiera, y tomando la

gallina, escapo con ella. Llego a las ramas de

las habichuelas, y descolgandose, toco el

suelo y entro en la cabaña.


La madre se puso muy contenta. Y asi fueron

vendiendo los huevos de oro, y con su

producto vivieron tranquilos mucho tiempo,

hasta que la gallina se murio y Periquin tuvo

que trepar por la planta otra vez,

dirigiendose al castillo del gigante. Se

escondio tras una cortina y pudo observar

como el dueño del castillo iba contando

monedas de oro que sacaba de un bolson de

cuero.


En cuanto se durmio el gigante, salio Periquin

y, recogiendo el talego de oro, echo a correr

hacia la planta gigantesca y bajo a su casa.

Asi la viuda y su hijo tuvieron dinero para ir

viviendo mucho tiempo. Sin embargo, llego

un dia en que el bolson de cuero del dinero

quedo completamente vacio.


Se cogio Periquin por tercera vez a las ramas

de la planta, y fue escalandolas hasta llegar a

la cima. Entonces vio al ogro guardar en un

cajon una cajita que, cada vez que se

levantaba la tapa, dejaba caer una moneda

de oro. Cuando el gigante salio de la estancia,

cogio el niño la cajita prodigiosa y se la

guardo. Desde su escondite vio Periquin que

el gigante se tumbaba en un sofa, y un arpa,

oh maravilla!, tocaba sola, sin que mano

alguna pulsara sus cuerdas, una delicada

musica. El gigante, mientras escuchaba

aquella melodia, fue cayendo en el sueño

poco a poco


Apenas le vio asi Periquin, cogio el arpa y

echo a correr. Pero el arpa estaba encantada

y, al ser tomada por Periquin, empezo a

gritar: -Eh, señor amo, despierte usted, que

me roban! Despertose sobresaltado el

gigante y empezaron a llegar de nuevo desde

la calle los gritos acusadores: -Señor amo,

que me roban! Viendo lo que ocurria, el

gigante salio en persecucion de Periquin.


Resonaban a espaldas del niño pasos del

gigante, cuando, ya cogido a las ramas

empezaba a bajar. Se daba mucha prisa,

pero, al mirar hacia la altura, vio que tambien

el gigante descendia hacia el.

No habia tiempo que perder, y asi que grito

Periquin a su madre, que estaba en casa

preparando la comida: -Madre, traigame el

hacha en seguida, que me persigue el

gigante! Acudio la madre con el hacha, y

Periquin, de un certero golpe, corto el tronco

de la tragica habichuela. Al caer, el gigante se

estrello, pagando asi sus fechorias, y Periquin

y su madre vivieron felices con el producto de

la cajita que, al abrirse, dejaba caer una

moneda de oro.

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